Déjame llenarme las manos
del más absoluto misterio,
entre los nardos y las magnolias,
encontrar nuestro sendero…
Viajar a través de la penumbra,
envuelta de luz de lucero,
sin estancia, pretendiendo volar
sobre tu dulce silencio…
No hay explicación…
no la sé, no la encuentro…
bajo palabras de estandarte,
voy cociendo mi sentimiento…
Porque he de amarte
sin más prejuicio que el quiero,
por el simple latir de mi pecho…
que responde a éste sueño,
enarbolado en las batallas
que conjugan el puro afecto,
de nacer en tu mirada,
y morir cuando la pierdo…
Déjame ser el todo y el puedo,
vivir en tu permisiva,
y en cada momento,
ser gota entre tus labios,
morderlos con sosiego,
porque no existe la palabra,
ni tan siquiera un verso,
que inunde mi alma…
por decir lo que estoy viviendo…
Tan solo quiero amarte,
gritarlo al terso viento,
cuando Tú… frente a mi te plantas,
sutil, exquisito… te sospecho…
origen en decir más que dos palabras,
que se me anudan aquí… muy dentro,
donde pueblas en el absoluto,
donde nadie entra, donde te velo,
porque tan solo tú eres venerado,
como carne de mi sustento,
clavado como estaca al aire,
que vive, late y consiento…
cada oscura madrugada
en que me sale como fuego,
ese lenguaje impoluto…
que lees callado en secreto…
los dos únicos vocablos
que se resumen en “te amo”…
en “te quiero”…
LaParka