Dejo
los señuelos en el desparpajo de la vida,
me
emboto en los sueños de sonrisas,
entre
esas caravanas tan letárgicas,
en
la cuerda que se dibuja bajo la nada;
es
la mentira que no me engaña,
por
la piadosa incertidumbre
de
vestirme de ella, de ser la lúgubre…
Viajo
en la estremecedora noche de anhelos,
en
el muelle silencioso o quizás siniestro…
donde
anidan los viejos deseos
como
papeles amarillos, arrugados,
atisbados
en poemas del tiempo…
Me
dejo tras la mentira piadosa
que
embarco el alma en un momento,
cobertizo
de estrellas fulgurantes
que
en algún vacío se perdieron,
pero
no tengo miedo, no puedo,
es
la noche mi protectora,
la
que me acuesta cuando renazco de nuevo,
guardo
cada minuto tras la luna
que
hizo de mis ojos cerrados
la
felicidad infortunada…
¡Cuan
lejos me encontraba en cada crepúsculo!
las
sombras se vestían narcisistas…y punto.
Horas
derretidas en el rezo del destino,
caduco
en el momento de ser vivido,
pronunciando
las letras inconclusas
del
nombre que no declamo,
en
el tartamudeo onírico y trivial
de
mi claustro casi caníbal,
que
mortajó un sueño cristalino
en
olvido por lejanía…
Sí,
guardo la mentira,
del
sutil sueño de caricias furtivas,
desnudadas
en el viento
cobijando
esa hombría,
cuando
los velos escondidos
regalaban
la dulce poesía…
LaParka