Sombra que grita el silencio
ante el sonido sordo de tu palabra,
que se me clava como guijarro en el alma
y la soledad ambigua es la que me embarga,
si la noche sedienta susurrara, el viento…
¡cuánto echo de menos nuestra liturgia
amada!, que se encarnizan las horas
y no te encuentro, y más nada…
Luz que guías entre las sombras
la túnica de mis velos de escarcha,
si es tu mirada bella, en la mía recordada,
y vislumbro los noctámbulos sueños
amándonos en el refugio, acicalada,
cubierta de los artilugios de tus brazos,
esos que me ciñen y me idolatran…
Sombras oblicuas que se encallan,
en el destilado cimiento del vacio
que dejo tu ausencia, sin vida mi anima,
crujiendo en el invierno confuso
de lo que nunca será más nada,
y gotean las pupilas olvidadas
sobre el papel de la carta no enviada.
Luz que habitas cuando confusa…
apoyo mi cabeza en la perfumada almohada,
me devuelves el amor dormido
que se quedo en una prosa no firmada,
con sus besos mitigando la sed
de un amor, que flotando en algún almanaque,
aún está con la fecha enmarcada…
LaParka