“Yo solo trato de alcanzarte
y solo beso el aire...”
(Violeta Luna – 1943)
Un solo momento retumbando
en el espacio vacío del cuarto,
ausente de tus labios.
Pasmado sonido del eco intrépido
al cerrarse la puerta de los sueños...
con el rechinar de los leños.
El momento de estrellas apagadas,
entre la lluvia de mis ungidas lagrimas.
Un solo momento donde el aliento
se fue tras la curva de tu cuello,
en aquel bizarro y furtivo beso.
Fue el soplo de tu sombra partiendo,
entre primaveras de abriles risueños,
de pétalos deshojados con desdeño.
El claustro sombrío de una sonrisa
despidiéndose a lo lejos.
Un solo momento basto para parar el tiempo,
de segundos calando las fragancias,
de tu cuerpo rozando mi cuerpo.
Las ilusiones sutiles embriagando los paradigmas
de recuerdos, postergados y olvidados,
en algún baúl oxidado de la vieja algarabía.
El espiral del infinito hacia un agujero negro,
marcando los pasos que nunca me siguieron.
Un momento en que diste vuelta la cara
y con un ademan difuso, entre versos,
se calaba lo que no quería, abalizado con fuego.
Esa laceración que quedo como broche
prendida a mi pecho, incrustada en la fría noche,
en que la inspiración se seco en un instante.
Aun perdura en la losa de mi poesía,
tu adiós urgido, en el vacio oscuro del silencio.
Un momento que hunde los guijarros
de flores secas de aquella estación,
de risas perdidas en secreto.
Los versos despiden las palabras
que alguna vez profesaron devoción
a tu sagrada habla, ajados hilos de esperanza.
Un momento en que todo va y vuelve
y otras veces se esfuma, sin poder retenerle...
LaParka
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