No hay indolencia factible
en el desmesurado mundo de mis sueños,
resguardo gratificante de mis anhelos,
refugio grácil de mis cicatrices.
¡No!, no hay indolencia en mi alma,
escondida en el sinfín de la esperanza,
convencida de enamorarse cada día
con la sutil tibieza de sus palabras…
Es imposible que exista la indolencia
en el etéreo mundo de la ilusión,
lejos de rutinas cotidianas…
que nada saben del corazón…
No hay indolencia factible…
si la mirada tras los párpados añora…
el mar azul donde nada zozobra
y el nido perfecto de la miel de su boca…
LaParka
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Suspiros