Agua transparente que me enlazas,
arrollándome en tu vaivén,
no hay fuerza que mitigue el alma,
cuando brava ruges en tu estreches.
Agua cristalina y mansa,
limpia el amor que una vez fue,
purificas las heridas que fueron sus lanzas,
auspicias el arrullo de un amanecer.
Agua que goteas mi boca cerrada,
sedienta de palabras de tanto querer,
el mar azulino se llevo mi esperanza,
junto al corazón que agoniza sin más no poder.
Agua que entorpeces la caída de mis lagrimas,
donde algún día las mejillas sonroje,
y en un absurdo de revueltas palabras
clavó la fina daga la locura que soñé.
¡Tan pretenciosa fue mi alma a su dicha!,
que quiso ser balada y silencio fue,
suave murmullo resbalaba en su espalda,
cada maldita noche que enamorada lo soñé.
Cristalino espejo que roto dejabas,
la estela innata de tu no querer,
se vació mi alma de juntar migajas,
la mortaja sentenciada por soñar ser.
¿Qué importaba entonces lo que decía la gente?,
si nuestro amor latía por diferente ser,
en cada pecado rezaba mi muerte,
la felicidad callada muriendo sin nacer.
¡Maldita agua que resbalas en mis entrañas!,
empeñada en borrar sus huellas…su querer,
yo soy la nada vapuleada entre las mentes,
que en un poema ajeno pretenden su suerte tener.
Agua transparente purifica mi alma,
cuaja cicatrices, destila mi palabra,
que coartas mi rumbo clavado tan fuerte
el olvido tortuoso….sentencia…
¡sentencia de muerte!
LaParka
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